Yo descargo, ¿y qué?

Parece que el Gobierno de ZP no quitará ni una coma de la ley antidescargas de la ministra González-Sinde. Es normal. Seguramente, es uno de los peajes pactado con los artistas españoles como agradecimiento a la campaña en que aparecían todos haciendo el símbolo de la ceja como muestra de apoyo a Zapatero antes de las elecciones. Está claro: si los socialistas quieren al mundo de la cultura de su lado, no tienen más remedio que dictar leyes que permitan a la SGAE y similares seguir viviendo del cuento.

Por mucho que se esfuercen, creo que podemos estar tranquilos. Internet es imparable y por cada web de descargas o enlaces que cierren (si es que llegan a cerrar alguna) los usuarios crearán otras 10, 20, quién sabe si 100. Y será entonces cuando la cultura seguirá más viva que nunca.

La música electrónica a la que tengo acceso me llega por la vía que estos chupópteros consideran ilegal. Exceptuando a los top 10 -y tampoco lo tengo muy claro-, dudo que los productores de trance puedan vivir exclusivamente de la venta de sus creaciones. Sus temas se venden a 1 euro en iTunes. Sin ser un estilo masivo, ¿venderán algún día millones de copias? Vuelvo a dudar aún más.

En cambio, si los temas de Signum o Alex MORPH circulan por la red y se comparten, el resultado es que el día que cualquiera de estos señores se paseen por un festival electrónico la pista reventará -las entradas, de momento, no se "piratean". Entonces nuevos productores y vocalistas se interesarán por trabajar con ellos, lo que también genera trabajo, negocio y, ahora sí, nuevos talentos.

¿Ven como hay otras fórmulas para mantener viva la cultura?

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